El ciclo natural del hombre es nacer, crecer, reproducirse y morir; el problema se presenta cuando este ciclo se interrumpe en un momento de la cima de la vida de una persona, sobre todo por razones de inseguridad y violencia a las que nos enfrentamos en Colombia y más concretamente en Ocaña, creando un ambiente de incertidumbre y dolor por los inocentes caídos.
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Esto nos lleva a pensar sobre nuestros aspectos de la vida, reflexionando en el mañana, en el cual posiblemente podremos ser nosotros los afectados, de continuar así la situación actual; conllevando a la conclusión de vivir todos los días como si fuera el último y valorando a los seres que nos rodean y comparten con nosotros día a día.
Sin embargo, es preocupante que las políticas escogidas democráticamente en el país no estén funcionando pues como decía un oyente en la emisora de la universidad, en el especial por la muerte de Carlos Rizo el pasado sábado 23 de mayo: ¿la seguridad democrática solo es para las grandes ciudades? O desde el ámbito local ¿se cumple lo planteado en el vanagloriado plan de desarrollo del Municipio con el vos seguro y el desarrollo a escala humana?, si este último se basa en el individuo primordialmente, quedando todo solo en papeles con propuestas muy buenas que no se cumplen.
Además de esto aún la indiferencia continua presente, pues hasta que no estemos en esos zapatos con los afectados, no seremos solidarios por la costumbre de tantos años de violencia que llevamos viviendo en el país; problemática que afecta la buena convivencia como una de las dimensiones primordiales de la cultura ciudadana.
En cuanto a las personas heridas, algunas personalidades publican su posición en repudio de los hechos, pero al mismo tiempo la mayoría saca provecho a la popularidad y crea una buena imagen, aprovechando una situación de dolor para lograr sus propios intereses; sin sentir de verdad, actuando de manera hipócrita.
Pero no puedo dejar este recuento de los hechos actuales sin decir que la unión hace la fuerza, así unidos con un consenso de ideas y una secuencia de actividades se logrará cambiar la indiferencia por la acostumbrada violencia en la que vivimos diariamente.
Las actividades que se podrían realizar serían protestas pacíficas, utilización de los medios de comunicación social para ello y pedir cuenta a las autoridades competentes de los hechos y compromiso de actos públicamente, junto con el cumplimiento de las propuestas políticas de gobierno, entre otras.
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Esto nos lleva a pensar sobre nuestros aspectos de la vida, reflexionando en el mañana, en el cual posiblemente podremos ser nosotros los afectados, de continuar así la situación actual; conllevando a la conclusión de vivir todos los días como si fuera el último y valorando a los seres que nos rodean y comparten con nosotros día a día.
Sin embargo, es preocupante que las políticas escogidas democráticamente en el país no estén funcionando pues como decía un oyente en la emisora de la universidad, en el especial por la muerte de Carlos Rizo el pasado sábado 23 de mayo: ¿la seguridad democrática solo es para las grandes ciudades? O desde el ámbito local ¿se cumple lo planteado en el vanagloriado plan de desarrollo del Municipio con el vos seguro y el desarrollo a escala humana?, si este último se basa en el individuo primordialmente, quedando todo solo en papeles con propuestas muy buenas que no se cumplen.
Además de esto aún la indiferencia continua presente, pues hasta que no estemos en esos zapatos con los afectados, no seremos solidarios por la costumbre de tantos años de violencia que llevamos viviendo en el país; problemática que afecta la buena convivencia como una de las dimensiones primordiales de la cultura ciudadana.
En cuanto a las personas heridas, algunas personalidades publican su posición en repudio de los hechos, pero al mismo tiempo la mayoría saca provecho a la popularidad y crea una buena imagen, aprovechando una situación de dolor para lograr sus propios intereses; sin sentir de verdad, actuando de manera hipócrita.
Pero no puedo dejar este recuento de los hechos actuales sin decir que la unión hace la fuerza, así unidos con un consenso de ideas y una secuencia de actividades se logrará cambiar la indiferencia por la acostumbrada violencia en la que vivimos diariamente.
Las actividades que se podrían realizar serían protestas pacíficas, utilización de los medios de comunicación social para ello y pedir cuenta a las autoridades competentes de los hechos y compromiso de actos públicamente, junto con el cumplimiento de las propuestas políticas de gobierno, entre otras.
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